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Hábitat, el hogar de un ser vivo, definición, ejemplos y tipos

Hábitat

Definición y características del hábitat

Para comenzar a describir lo que significa la palabra hábitat, nos debemos remontar al origen de las palabras o a la etimología, en nuestro caso la palabra hábitat proviene del latín «habitare», que significa morar o vivir. Si nos dejamos llevar por este significado podemos deducir un concepto más completo de esta palabra. Para poder morar o vivir en algún sitio o momento dado se necesita de ciertos elementos esenciales que sustenten la vida, por esta razón podemos definir el hábitat como el sitio que reúne las condiciones bióticas y no bióticas tales como temperatura, humedad, agua, entre otros, que son indispensables para la manutención y reproducción de cualquier ser vivo o conjunto de ellos.

El hábitat por lo tanto, puede incluir varios factores indispensables que varían dependiendo del ser vivo de que se trate, estos factores incluyen el espacio físico, las características climáticas, las características ambientales, así como los seres vivos involucrados. Inclusive, un hábitat puede ser hasta otro ser vivo o muerto (en el caso de los microorganismos por ejemplo). Esto quiere decir, que el hábitat es específico y puede ser compartido por más de una especie o ser vivo.

Es necesario acotar que muchas especies necesitan condiciones especiales o viven en condiciones especiales lo que hace que sean endémicas, es decir, que están restringidas a habitar solo el espacio que reúne esas condiciones.

Tipos de hábitats

Como se mencionó anteriormente los seres vivos necesitan de diferentes espacios geográficos para establecerse, por lo que actualmente podemos dividir al hábitat en tres tipos principales que son el acuático, el terrestre y el aeroterrestre. Es a partir de estos que se derivan una serie de subconjuntos permitiendo que dentro de ellos existan una gran variedad de sitios distintos.

Acuático

El agua ocupa aproximadamente el 71% de la superficie del planeta Tierra, es por lo tanto el hogar de gran cantidad de seres vivos, desde los microscópicos como algas, bacterias, protozoarios hasta muchas plantas y animales. Está representado por aguas dulces y marinas en forma más general. Así lo podemos subdividir en:

De agua salada

Los hábitats costeros y afines comprenden aguas con cierto grado de salinidad, en la que son capaces de desarrollarse gran cantidad de seres vivos. Abarcan ambientes diversos, que incluyen desde los amplios fondos oceánicos, las costas, los mares, hasta ambientes específicos como asociaciones con algunas otras especies, en las que encontramos manglares, marismas y arrecifes de coral.

De aguas dulces

Éstos hábitats equivalen a todos los cuerpos de agua dulce del mundo, como lo son los lagos, lagunas, humedales, ríos, riachuelos, charcos, pantanos, zonas de arrozales, entre otros.

Terrestre

El hábitat terrestre está limitado por la presencia de un suelo, donde habitan los seres vivos involucrados. Así, podemos encontrar una gran variedad de ambientes con características distintivas, como lo son: el desierto, la pradera, la sabana, la montaña, la selva, los pastizales, los bosques, páramos y las regiones polares, las cuevas.

Hábitat aeroterrestre

En el ámbito aéreo, los seres vivos que pueden habitar este tipo de territorios son los microorganismos, por las condiciones que presenta la troposfera (agua, luz, CO2, alguna materia orgánica), al igual que utilizan el aire para propagarse. Los animales voladores, también utilizan el hábitat aeroterrestre para vivir y desarrollarse.

Ejemplos de hábitats

Entre algunos ejemplos de algunos tipos de hábitats junto con las especies que los habitan podemos mencionar los siguientes:

– Las aguas de los océanos Índico y Pacífico, son el hábitat del pez payaso (Amphiprion ocellaris), específicamente entre los tentáculos de la anémona de mar en los arrecifes.

– El protozoario parásito Trypanosoma cruzi necesita para su desarrollo y supervivencia dos hábitats diferentes, una parte de su ciclo lo pasa dentro de un insecto (el chipo o vichuca) y la otra dentro del humano.

– El páramo, lugar montañoso ubicado a más de 3000 metros de altitud, representa el hogar de especies como el cóndor andino (Vultur gryphus), el cual habita la zona montañosa de los Andes en América del Sur.

– Los bosques de coníferas como su nombre lo indica son los bosques liderados por especies vegetales gimnospermas como los pinos, son bosques fríos. En ellos aparte de esas especies vegetales también encontramos especies animales como osos, lobos, venados, ardillas, entre muchas otras. Ejemplos de bosques de coníferas encontramos en América y Europa.

– Los manantiales de Las Hoyuelas en Valencia (España), son manantiales que se caracterizan porque sus aguas poseen gran cantidad de carbonatos que forman una roca del tipo calcárea, la toba o travertino. Éste lugar es el hogar de especies vegetales como el musgo Cratoneurion commutatum, el helecho Pteris vittata o carnívoras como Pinguicula dertosensis, entre otras.

Factores que influyen negativamente

El hábitat es un espacio que puede ser vulnerado por acciones que comprometen el equilibrio ecológico y por ende dañar todo el ecosistema presente. Muchos de estos factores son provocados por acciones humanas tales como la tala, la quema, la intensificación forestal y de la agricultura y la urbanización. Al deforestar grandes extensiones de bosques, al cortar o quemar los mismos para el aprovechamiento de la industria maderera o para la agricultura se eliminan de manera rápida espacios que son utilizados para la convivencia de muchas especies animales y vegetales, de las cuales muchas de ellas pueden ser endémicas de esos lugares y quizás no posean la capacidad de emigrar a otras zonas, por lo que estarían condenadas a la extinción.

Otros de los factores negativos es la introducción de especies, ya que pueden modificar los suelos, la vegetación o incluso afectar a los animales presentes. Entre los factores naturales que pueden modificar los hábitats, están los factores ambientales como las tormentas, inundaciones, terremotos, incendios forestales y el cambio climático. Es importante conservar los hábitat naturales para mantener la biodiversidad de nuestro planeta.

Referencias

– Bitetti, M. (2012)
– De La Rosa, M.; Mosso, M.; Ullan, C. (2002)
– Gallina, S.; López, C. (2014)
– Gurrutxaga, M.; Lozano, P. (2010)
– Lara, J.; Arenas, V.; Bazan, C.; Díaz, V.; Escobar, E.; García, M.; Gaxiola, G.; Robles, G.; Sosa, R.; Soto, L.; Tapia, M.; Valdes, E. (2008)
– Rivera, J.; Insuasty, H. (2004)


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